El Diablo en el Señor Botija: La mujer que bailó con el Diablo | Leyendas Peruanas

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Este es un relato que entra en la categoría de mito urbano, de las que todos la oyeron por el amigo de un amigo, y que ocurrió en tantas versiones y con tantos detalles diferentes como nuestra imaginación pueda agregar o variar. Yo mismo recuerdo haber escuchado esta historia, en mis años de infante, de la boca de mi hermano mayor. Recuerdo su cara pálida, y sus ojos aterrados que me atrapaban para contarme como, los sucesos del relato presente, se hicieron realidad en una discoteca cerca de casa, la noche que él pensaba ir, pero que se ausentó por la “fortuna” de tener una madre sobreprotectora como la nuestra.


Eran los inicios del nuevo siglo. Los tiempos cambiaban, y con él, la música. El reggaetón apareció como el nuevo genero de moda, que se popularizó bastante rápido entre los nuevos jóvenes de este nuevo siglo. Cantantes como Daddy Yanque, con “La gasolina”, o Don Omar, con “El Señor de la Noche”, sonaban en todas partes y a todas horas.


Esta repentina novedad musical no tardaría en generar críticas en su contra, en los que, entre los tantos existentes, encontramos al sector religioso. Estos asegurarían que los cantantes de este genero habrían hecho pacto con el Innombrable (Satanás, Diablo, Lucifer, o como gusten llamarlo), y que este diabólico acto se podría comprobar en los mensajes subliminales de cada canción, o los mensajes ocultos que se podían escuchar al poner el disco al revés. Sus ataques iban a todo el género, pero se enfocaron en el hit “El señor de la Noche”, el cual usaron como prueba irrefutable de la veracidad de sus argumentos. Esta canción, y contexto, que me he tomado la molestia de relatar, son, creo yo, importantes para comprender con, al menos, una poca de profundidad, ciertos detalles que se dicen al contar lo sucedido.


Algunos dicen que fue un viernes, otros un sábado, y otros aseguran que fue en los días de Semana Santa. No se sabe, o creo que no. La única certeza es que era de noche, y que el lugar era El Señor Botija, discoteca no muy grande ubicada en el distrito de San Juan de Lurigancho, a la altura del paradero de Las Flores.


La noche avanzaba y la pista de baile se llenaba cada vez más. Los personajes del lugar entonaban con el ambiente nocturno. Las miradas eran obstruidas por el humo del cigarro y la música ensordecedora ayudaba a que el único medio de comunicación sea el baile. La mística dentro era la de una noche jovial más, llena de alcohol y cigarrillos. Pero este ambiente tan propio de una discoteca, cambiaría al sonar “El señor de la noche”. Hay quienes no agregan este detalle, mientras que otros indican que fue este hecho lo que desencadenó todo lo que vendría después. Esto tampoco es seguro, pero de lo que sí se podía estar seguro, es que era una canción de reggaetón.


Al sonar el hit de Don Omar, las puertas de la discoteca dieron ingreso a un hombre de rostro hermoso y cuerpo atlético. Se dice que era el más alto del lugar, a tal punto, que todos dentro de la pista de baile podían ver su rostro, ya que estaba por encima de todos. El hombre llamaba la atención por su tan buena apariencia, que intimidaba a los hombres y encantaba a las mujeres. Por eso, la chica que él escogió para bailar, no dudo en decir sí. El baile empezó con una normalidad aparente, pero en el transcurso de este, las piernas del desconocido empezaban a mutar en patas de cabra o de gallo. Pero lo más aterrador vendría cuando sonó “soy mitad hombre, mitad animal” (parte de la canción que sonaba), porque en ese momento las luces se apagaron. Un fugaz silencio inundaba el lugar, el cual fue rápidamente cortado por un demencial grito femenino, que se escuchaba hasta el último rincón de la discoteca. La luz se encendió, y el cuerpo de la mujer yacía en el piso, inerte, con la boca exageradamente abierta mientras que sus ojos mostraban un horror desesperante y depresivo. Todos corrieron, y hay quienes aseguran que algunos se lanzaron por las ventanas, las cuales siguen rotas hasta el día de hoy, y de eso sí doy fe de que es verdad.





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